martes, 28 de diciembre de 2010

El señor que "soba"

Todavía me acuerdo y me da risa... Como muchos saben, yo crecí en la ciudad de Cortazar, Gto. y en esa ciudad, como un muchas pequeñas ciudades de todo el país se tienen expresiones populares, que suplantan o cambian palabras o frases completas que significan lo mismo, pero al usarlas, tal vez suenen mejor para quien las dice, o no se oyen tan feo, o simplemente creen que es la mejor manera de decirlas, incluso, creen que es la manera correcta. No estoy hablando del caló mexicano, ni del doble sentido. Hablo de esas expresiones que son características en los pequeños pueblos, como el "vamos a llegar", que interpreto como un "hasta luego",  o "andale" que es la respuesta que se da al darle las gracias a alguien y esa persona, en lugar de responder "de nada", te responde "andale". O decir "centavos" cuando se refieren al dinero: "dile a tu mamá que me mande los centavos", o "está de encargo" por no decir "está embarazada", o "¿qué compró?" por no decir "¿qué nació hombre o mujer?" o "ya se alivió" en lugar de "ya parió".

Pues bueno, en una ocasión en que requeríamos de un terapeuta para Arturo para tratar sus afecciones por su enfermedad de artritis reumatoide y estando de visita en Cortazar, un par de personas nos recomendaron visitar a uno que daba muy buenos resultados. Nos dijeron que "sobaba" muy bien, entendiendo "sobar" como "masajear". Total que nos dieron referencias de cómo llegar a su consultorio, pero como se trataba de una colonia nueva, la cual no conocíamos, nos perdimos por unos instantes y detuvimos el auto para preguntarle a unos niños que jugaban en la calle de la ubicación del terapeuta, y pues conociendo el lenguaje que se utiliza por el rumbo, le preguntamos a uno de ellos "oye niño ¿sabes en dónde vive el señor que soba por aquí? y el niño con una cara de what? nos contestó "no soba, da masajes y se llama quiropráctico, está a dos cuadras de aquí en el número tal..." toing!!!! ja ja ja!!! Nos dió una mega risa, porque obviamente tenía razón, pero sobre todo porque subestimamos de alguna manera la capacidad de un niño. Curiosamente si le hubiéramos preguntado a un adulto por un quiropráctico, no nos hubiera entendido.